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Voces silenciadas: Un grito contra la violencia obstétrica

El aire se espesa mientras se adentra en el oscuro territorio de la maternidad, un lugar donde la esperanza y la alegría se entrelazan con la desolación y el miedo. En las profundidades de la experiencia femenina se revela una realidad oculta, un enemigo sigiloso que acecha tras batas blancas impolutas: la violencia obstétrica.

Detrás de los muros de un hospital en el Municipio de Morón, se encuentran seis mujeres, cada una con una historia única y una experiencia difícil que contar. Karen, Celeste, Daiana, C.I., S.L. y P.A., cuyos nombres se encuentran abreviados por razones de privacidad, han sido víctimas de violencia obstétrica en el Hospital Municipal de Morón.

Karen, en la madrugada del 14 de octubre de 2017, llegó al Hospital Municipal de Morón con un leve sangrado, su bebé estaba por nacer, necesitaba ayuda y contención. Sin embargo, fue ignorada por dos enfermeras que charlaban despreocupadamente con un camillero. Después de horas, una doctora finalmente la encontró en la camilla y al revisarla gritó "cesárea de urgencia". En camino al quirófano le hizo firmar un papel, el cual Karen descubriría, tiempo después, que era un consentimiento informado. Llegaron al quirófano, le colocaron anestesia y se desmayó. Cuando despertó, le estaban haciendo una transfusión, preguntó por su hija y le comunicaron que se encontraba en el área de neonatologia.

"Cuando me sacan las cosas, veo por una puerta que están trayendo a la bebé en una incubadora ya vestida. Yo le hablaba y no se movía. Tenía los labios morados. Y ahí me empezaron a contar, que le hicieron reanimaciones y no pudieron salvarla. Me dijeron que tuve un desprendimiento de placenta del 80% y que si yo llegaba 10 minutos antes mi hija se salvaba. Y yo les empecé a gritar, les dije que estuve esperando un montón" así denunció Karen en la queja N° 2.216/21 ante la Defensoría del Pueblo de la Nación y tiempo después este organismo dictó la Resolución N° 17/21.

Inclusive, al día de la fecha, la causa penal denunciada en el mes de abril del 2018 ante la Unidad Fiscal de Investigación N° 8 del Departamento Judicial de Morón se encuentra archivada y a favor del Hospital de Morón. Sin embargo, aún hay luz, ya que la Defensoría falló a favor de Karen y de no acallar la violencia obstétrica ejercida.

La historia de C.I., el 28 de noviembre del mismo año, nos sumerge aún más en este entorno hostil y peligroso. Con un embarazo de 41 semanas y acompañada por su marido y una amiga, C.I. fue rechazada en su búsqueda de apoyo y compañía al ingresar al hospital. A pesar de tener una orden médica de alto riesgo para la inducción de parto, fue sometida a un parto por fórceps y a la maniobra de Kristeller. Las secuelas graves que sufrió como resultado de estos procedimientos violentos marcaron su vida para siempre.

"Me hicieron la técnica de kristeller y no salía mi bebe y en ese momento me pone el monitor y se escucha 60 por minuto el latido de mi bebé y me dijeron hay que sacar tiene bradicardia extrema, te vamos a cortar [...] tuve desgarro muy grande me estuvieron cosiendo como 30 ó 40 minutos, me dejaron ahí y no me dieron hielo para la episiotomía y se hinchó tanto que no podía ni moverme del dolor" fue lo que denunció C.I. en la queja registrada bajo el N° 16.331/19 el 16 de septiembre de 2019 en la Defensoría del Pueblo de la Nación.

Celeste, el 13 de julio de 2018, llegó al hospital con fuertes dolores y pérdida de sangre. A pesar de su evidente angustia, fue dejada en una habitación desolada, sin permitirle la compañía de un familiar. Horas después, la llevaron de urgencia al quirófano para realizar una cesárea, pero su hijo nació muerto. La explicación de que su bebé se asfixió por un desprendimiento de placenta sólo profundizó su dolor y su sensación de abandono.

"A mi hijo nadie lo vio, mis familiares se enteraron lo sucedido aproximadamente a las 10:30hs. y al bebé lo llevaron a la morgue. Sin mostrar a nadie, cosa que después en la morgue, puedan mostrar cualquier cuerpo de un bebé. Aún no tengo la certeza de que si realmente es mi hijo el cuerpo que me entregaron" fue lo que denunció Celeste en la queja N° 16.332/19 realizada en el año 2019 ante la Defensoría del Pueblo de la Nación, la cual, tiempo después, dictó la Resolución N° 108/19 en favor de Celeste.

Sin embargo, tras dichas resoluciones, tanto la de Celeste como la de C.I, el 4 de octubre del mismo año el Secretario de Salud de la Municipalidad de Morón comunicó que, a consecuencia de todos los antecedentes que le fueron informados por la Defensoría, en el Hospital de Morón se realizaron charlas de violencia obstétrica. No precisó cuántas, con qué frecuencia, en base a qué currícula, a cargo de cuales docentes, ningún dato fue revelado ni a la justicia así como tampoco, a quienes fueron víctimas.

En el caso de Daiana; ingresó al hospital con 39 semanas de embarazo, solo para ser dejada en una camilla por horas sin recibir la atención adecuada. Al ser trasladada a la sala de parto, el personal médico que finalmente la atendió le gritó y maltrató. Ella tenía una orden de cesárea y debido a que su hijo se adelantó 3 días, no la respetaron, le rompieron la bolsa y la dejaron sola sin monitorearla.

"Mi hijo quedó atrapado en el canal de parto y sufrió una parálisis cerebral, sufrí abandono y malos tratos de todo tipo de violencia en el hospital municipal de Morón" fue lo que denunció Daiana en la queja N° 11.258/19 realizada el 10 de mayo del 2019 ante la Defensoría del Pueblo de la Nación, quienes tiempo después dictaron la Resolución N° 63/19 a favor suyo. Además, llevó a cabo la denuncia correspondiente en la Fiscalía de Morón N° 2 y hasta la fecha no recibió respuesta. A pesar de haber agotado la vía legal, nada impidió que la obstetra que la atendió en su parto haya efectuado una perimetral por 90 días en su contra.

S.L., el 11 de diciembre de 2018, llegó al hospital con un embarazo a término y contracciones dolorosas. Pero, en lugar de recibir la atención y el cuidado que necesitaba, fue rechazada y enviada de regreso a su hogar. El tiempo pasó y las contracciones continuaron, llevándola de vuelta al hospital, en busca de ayuda desesperada la sometieron a una cesárea de urgencia. Cuando despertó, la cruda verdad arremetió: su hijo, muerto, su útero, extraído. Su maternidad no era más que un sueño desvanecido en un abrir y cerrar de ojos, en aquel lugar al que fue para ser cuidada.

"Yo llorando les decía ¿Por qué? Si yo fui antes, por qué no hicieron la cesárea cuando fui la primera vez, y me decía que no era culpa de ellos y se va [...] falleció porque quedó trabado en el canal de parto y se asfixió, a causa de la fuerza que hizo mi hijo por querer salir, me estalló todo por dentro y me tuvieron que vaciar" fue lo que denunció S.L. en la queja registrada bajo el N° 5933/19 el 22 de febrero de 2019 en la Defensoría del Pueblo de la Nación, quienes 5 días después dictaron la Resolución N° 18/19 a favor de S.L.

Entrelazando la historia de S.L. se encuentra P.A., una mujer valiente y madre de cinco hijos. A sus 46 años, P.A. enfrentó un largo trabajo de parto que fue acompañado por un trato excesivo y despiadado. Su sexta hija, nacida en medio de complicaciones, sufrió lesiones graves que aún la mantienen en un tratamiento constante. La combinación del dolor físico y emocional se convirtió en una carga pesada de llevar, mientras P.A. luchaba por encontrar respuestas y compasión en un sistema de atención médica que parecía haberla olvidado.

Estas mujeres lucharon incansablemente por respuestas y justicia y en el año 2020 se unieron para iniciar el sumario administrativo conjunto N° 4079-10109/20, que tramita en la Municipalidad de Morón. Se enfrentaron a un sistema que les negaba una audiencia, que evadía su búsqueda de responsabilidad y soluciones. La Defensoría del Pueblo de la Nación remitió una nota al director médico del Hospital de Morón, el Dr. Manuel Klein, recomendando las garantías de no repetición y emitió resoluciones a favor de las damnificadas. Pero el hospital se mantuvo en silencio, ignorando el sufrimiento y la lucha de ellas.

Finalmente, el cambio de mando en la intendencia de Morón trajo un rayo de esperanza. Ya que en el año 2019 se presentó al ex intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, una nota solicitando una entrevista para abordar los casos del hospital y poder obtener respuestas de alguna autoridad. Sin embargo, nunca recibieron una respuesta satisfactoria durante su gestión. Bajo el liderazgo de Lucas Ghi, el sumario administrativo comenzó a avanzar, y más de 30 testigos se presentaron para compartir sus testimonios. Familiares, otras mujeres internadas y víctimas de violencia obstétrica, doulas voluntarias y el personal del hospital se unieron en un coro unificado, clamando por justicia.

Buscan lograr que se investiguen a fondo los casos de violencia obstétrica y se responsabilice a aquellos involucrados. Además, esperan la separación inmediata del cargo de la Jefa del Servicio de tocoginecología, quien continúa en el ejercicio de sus funciones; la colocación de una placa dentro del Hospital, que visibilice sus historias; y la realización de una audiencia en la que sean informadas de la resolución del sumario, las medidas implementadas en el Hospital en los últimos años para cambiar la atención y las propuestas concretas para la participación activa en campañas de sensibilización. Sin embargo, su pedido fue desestimado, sin empatía ni algún rasgo de profesionalismo.

Aunque solo son seis las participantes del sumario, la cruda realidad de la violencia obstétrica ha dejado cicatrices imborrables en las vidas de C.L.M., V.S. y V.Y., tres mujeres cuyos relatos arrojan luz sobre el trato deshumanizado y negligente que recibieron en el Hospital de Morón.

C.L.M., ingresó al hospital en 2018 para dar a luz a su hija. Consciente de las complicaciones que podrían surgir debido a un parto previo, suplicó al personal médico que le realizaran una cesárea. Sin embargo, su súplica fue desestimada "Ya fuiste mamá por parto natural, a este bebé lo vas a tener igual", le respondieron con indiferencia. Las horas se desvanecieron en un torbellino de agonía, hasta que los gritos desesperados de C.L.M. llamaron la atención de las parteras. Al acercarse, se dieron cuenta que su hija estaba atrapada, incapaz de salir por el canal de parto. En medio de la urgencia, un médico ingresó a la sala de partos y, en su afán por sacar al bebé rápidamente, provocó un desgarro en C.L.M.

"Para ello le tuvieron que sacar el hombro de lugar, y no sabiendo qué movimientos usaron le obstruyeron la tráquea, y a causa de esto ella tuvo una asfixia que generó que hoy se encuentre en coma permanente y dependiendo de un respirador" fue lo que denunció C.L.M. en la queja registrada bajo el N° 2.131/18 en la Defensoría del Pueblo de la Nación. Quienes el 11 de mayo de 2018, dictaron la Resolución N°50/18 que motivó el inicio de la causa N° 53.123/17 ante la una de las Unidades Fiscales de Investigación del Departamento Judicial de Morón.

V.S., por su parte, llegó al hospital el 2 de enero de 2018 con 7 centímetros de dilatación. Enfrentando condiciones médicas delicadas como diabetes e hipertensión, se encontraba sola en una habitación, abandonada por el personal de salud, sin control ni atención médica adecuada. En la actualidad, su hijo tiene parálisis braquial obstétrica debido a que al momento del nacimiento se ahorcó a causa de una vuelta de cordón y estuvo en neonatología con oxígeno casi un mes.

Esto motivó la queja registrada bajo el N° 11.257/19 el 10 de mayo de 2019 en la Defensoría del Pueblo de la Nación. En ella V.S. declaró: "Con mis antecedentes (teniendo una cesárea previa de dos años) tenían que practicarme una cesárea pero a toda costa me hicieron tener un parto natural pudiéndose haber evitado la parálisis [...] mi hijo tiene una secuela de su brazo derecho". En respuesta al caso, el 18 de junio de 2019 dictaron la Resolución N° 64/19 a favor de V.S.

La historia de V.Y. es otro testimonio de violencia obstétrica en este hospital. El 7 de enero de 2018, llegó a la guardia con contracciones, buscando asistencia médica en un momento crucial. Sin embargo, fue rechazada y se le indicó que volviera si perdía el tapón mucoso. Al día siguiente, con mayores contracciones y la pérdida del tapón mucoso, regresó al hospital, solo para enfrentarse a la misma indiferencia. Dos días después, finalmente la admitieron, pero las atrocidades estaban lejos de terminar. Al ser sometida a un parto inducido, V.Y. se encontró rodeada por cinco personas que le ordenaron que "cooperara" y "se quedara quieta". Sin compasión ni empatía, la sumieron en el quirófano bajo los efectos de la anestesia general y a los 30 minutos la despertaron avisándole que su hijo falleció.

"Lo siento- me dicen, pero cuando en el parto inducido escucho el monitoreo, ellos no me informan que mi hijo falleció en mi panza, si ellos no hubieran tardado mi hijo se salvaba" fue lo que denunció V.Y. en la queja registrada bajo el N° 11.263/19 el 10 de mayo de 2019 en la Defensoría del Pueblo de la Nación, quienes el 18 de junio de 2019 dictaron la Resolución N° 62/19 a favor de V.Y. Al igual que en el caso de Daiana y en el V.S. solo respondió el Procurador General de la Nación, informando que se iniciaron las pertinentes investigaciones penales ante Unidades Funcionales de Instrucción y Juicio del Departamento Judicial de Morón de la provincia de Buenos Aires.

Desde el 2018 hasta la fecha han sido llevadas a cabo denuncias por violencia obstétrica y de género en el Hospital de Morón, siguen acumulándose, revelando una triste realidad: la violencia obstétrica y de género distingue entre clases sociales y ocupaciones. Las historias son similares: mujeres, todas de bajos recursos y desempeñando trabajos de limpieza o siendo amas de casa y algunas habiendo sido madres en su adolescencia. 

En el Hospital Municipal de Morón, un sombrío telón de negligencia y falta de capacitación se alza como testigo silencioso de la violencia obstétrica que se ha desatado entre sus paredes. A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que buscan brindar una atención prenatal adecuada para una experiencia positiva del embarazo, y de las Garantías de No Repetición otorgadas por la Defensoría del Pueblo de la Nación, la realidad en este hospital es alarmante.

Es innegable que se han violado los derechos establecidos por la Ley N° 25.929 de parto respetado en el Hospital Municipal de Morón. No solo se han omitido actos propios de la profesión médica que han sido debidamente reglados, sino que también se ha vulnerado la relación entre el paciente y los profesionales de la salud, así como los derechos fundamentales del paciente, tales como la información sanitaria, el consentimiento informado y el acceso a la historia clínica, tal como lo establecen la Ley N° 26.529 y las leyes provinciales N° 15.188 y 14.464.

Enfrentándose a un entorno donde sus derechos se desvanecen, las parturientas y los recién nacidos deberían encontrar protección en nuestra Constitución Nacional y en las leyes que han ratificado tratados internacionales. La Ley N° 23.179, que aprobó la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y la Ley N° 24.632, que aprobó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, se levantan como escudos legales que buscan salvaguardar sus derechos. Además, la Ley N° 26.171, que aprobó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, también debe garantizar su protección.

Sin embargo, en el Hospital Municipal de Morón, estas protecciones han sido vulneradas de manera inexcusable. Ocho situaciones graves de violencia obstétrica se han materializado, superando ampliamente los derechos reconocidos por la Ley N° 26.485 de protección integral de las mujeres. Si bien todas las conductas descritas por las denunciantes podrían considerarse inicialmente dentro del marco legal de la violencia obstétrica, los hechos posteriores las sitúa en un proceso criminal que exige una investigación exhaustiva y, de ser necesario, una sanción por parte de la justicia penal.

Las promesas de atención prenatal adecuada, de respeto a los derechos fundamentales y de protección contra la violencia obstétrica se han convertido en meras palabras vacías. El incumplimiento flagrante de las normas y la falta de capacitación del personal han generado un entorno peligroso y hostil para las mujeres que buscan atención durante el embarazo y el parto.

No obstante, el camino hacia la verdad y la transformación sigue siendo incierto. Las protagonistas de estas historias esperan, con el corazón lleno de inquietud, que la justicia se imponga y que las responsabilidades sean asumidas. Mientras tanto, ellas y quienes han sufrido en silencio, mantienen viva la llama de la esperanza, luchando por un futuro donde la violencia obstétrica sea solo una dolorosa memoria del pasado.


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